Cada persona pasa, a lo largo de su vida, por distintos procesos frente al amor. Cuando se está en la juventud, quizá lo vive de una manera más alocada e inconsciente y a medida que va pasando la edad, todo se vuelve mucho más maduro.
Cuando una mujer hace los 40, normalmente se encuentra en el momento vital de cuidarse de ella misma, de regarse y de crecer como persona. En ese momento, esa mujer ama su alma mucho más allá de sus equivocaciones y entra en un proceso de amor totalmente puro hacía ella misma.
Llegar al amor maduro, no es un proceso sencillo. Es un proceso largo y costoso, pero que te permite respetarte y confiar en ti misma, cuando lo alcanzas. La mujer llega a su máximo estado de madurez cuando se da cuenta que el amor por los demás no es más que un mero reflejo del suyo propio, y que si no se ama y respeta a ella misma, tampoco lo harán los demás. Y esta sensación no es otra que el sentir que su casa, no está en otro lugar que en su interior.
Este proceso de madurez, no puede darse sin antes pasar por el alocado. Después de este, la mujer madura se desprende de su antigua piel para emprender un nuevo camino, el de la serenidad y paz interior. Pero esto, no debe contemplarse como algo negativo, ya que no es más que dejar paso a dos pilares fundamentales en la vida de cualquier persona, la libertad personal y el amor propio.