El truco es fácil. Sólo debes respirar por la nariz por cuatro segundos, luego no debes inhalar durante siete segundos, y luego debes exhalar por la boca por ocho segundos. Dicen que la combinación de esto tiene un efecto químico en el cerebro que reduce el ritmo cardiaco y te duermes de una vez.
A mi me funcionó de inmediato. Yo me dormí antes de haber tenido tiempo de contar hasta a ocho. Este tipo de técnica de respiración ha sido popular en el mundo de yoga y mindfulness en los países del oriente por cientos de años. Pero nunca han sido tan populares en el mundo occidental. El investigador americano Dr. Andrew Weil, que estudió en Harvard, es uno de los defensores más grandes del método.
En su estudio sobre el método él escribe que la gente que está estresada y/o nerviosa respira muy poco. Las personas estresadas toman alientos más pequeños y cortos. A veces hasta pueden dejar de respirar sin saberlo ellos mismos.
Respirando cuidadosamente por cuatro segundos uno obliga al cerebro a tomar más oxígeno. A continuación cuando uno no respira por siete segundos uno permite que el oxígeno se transporte al cuerpo y afecte el flujo de sangre. Al exhalar por ocho segundos sale dióxido de carbono de los pulmones. Eso hace que el ritmo cardiaco baje y que el oxígeno en la sangre aumente. Esto hace que te sientas con más energía, lo que hace parte del efecto tranquilizante. Inmediatamente vas a calmar el corazón, la cabeza y el sistema nervioso central porque uno controla la respiración en vez de tomar alientos pequeños.
Según Dr. Andrew Weil esto funciona en toda la gente, pero yo no lo puedo garantizar. Pero a mi me funcionó y por eso lo quiero compartir con ustedes.